La característica típica de los loros es su fuerte pico. Los loros tienen el pico curvo, fuerte y ganchudo.
La lengua es gruesa y carnosa y en algunas especies se halla recubierta por unas papilas fibrosas parecidas a un cepillo, que facilitan el poder de lamer néctares así como zumos de frutas y secreciones de los árboles.
Dado que el pico del loro también ha sido creado como elemento de ayuda para sujetar y trepar, la mandíbula superior es extraordinariamente móvil.
Las alas suelen ser cortas, redondeadas pero la cola puede ser bastante larga.
Otras características típicas de los loros son las patas. Su tarso corto y robusto y los cuatro dedos de su carnoso pie, de los cuales el primero y el cuarto se hallan orientados hacia atrás mi entras que el segundo y el tercero lo hacen hacia adelante, constituyendo de este modo un órgano prensil particularmente efectivo. Caminan torpemente sobre el suelo pero son trepadores excelentes y emplean a menudo el pico a modo de garfio para desplazarse entre las ramas. Los loros son por regla general animales gregarios. Algunos de ellos crían en colonia, y todos son estrictamente monógamos. Se alimentan predominantemente de semillas, frutas, yemas, raíces y tubérculos. Unos pocos se inclinan por la miel , la fruta y secreciones de los árboles. Incluso algunos se nutren de insectos, lombrices, etc. Sus necesidades por lo que se refiere al agua son mínimas. A excepción de la especie que construye nidos (periquito cuáquero o monje) autónomos y otras pocas especies que crían en el suelo o en cielo abierto (loros campestres) acostumbran a nidificar en huecos de los árboles, de las rocas o del suelo. Los huevos de todos los loros son de color blanco. Los loros tienen una potente voz, a menudo representada por un chillido. Los pertenecientes a las especies de mayor tamaño lo profieren en un modo ensordecedor. En cambio muchas de las especies de reducida dimensión emiten unos sonidos bastante agradables, y el suave parloteo de alguno de ellos es muy atractivo.